Teorías arbóreas, para los que se agurren y para los que no.

23/3/10

Un día, sin saber ni cómo ni por qué...

Siempre quisiste ser uno de ellos... un ser mágico, habitante de aquellos fantásticos bosques de árboles milenarios y seres que tan sólo eran visibles una vez en la vida...
Siempre deseaste moverte con esa agilidad por entre las raíces y las rocas, que se retorcían en intrincados senderos tan sólo los habitantes del lugar eran capaces de seguir...
 

Siempre lo quisiste. Y, sin embargo... un día, sin saber muy bien por qué, dejaste de creer. ¿Lo pensaste tú? ¿Te lo dijo alguien? ¿Lo leíste? ¿Lo viste? Probablemente ni siquiera recuerdas cómo fue, pero lo que sí que sabes es que un día dejó de parecerte posible. Viste su irrealidad y decidiste pensar otras cosas, cosas más reales. Tan reales como te las mostraban tus ojos, sin intentar ver más allá...
 

Dejaste de buscar duendes por entre las ramas de los robles. Ya no observabas con atención los movimientos de las flores en busca de señales de hadas... ya no volviste a intentar hablar con los animales, total no te iban a entender... Enterraste todo ese mundo mágico en lo más profundo de tu corazón. Nunca más te dejarías llevar por semejantes tonterías.
Al cabo de un tiempo en un bosque sólo eras capaz de distinguir un número de troncos musgosos, rocas que se interponían en tu camino, molestos insectos, flores que te producían alergia... habías olvidado los días en que todo aquello estuvo lleno de magia.
 

Sin saber muy bien ni cómo ni por qué, te habías transformado. Ya no eras más un niño. A partir de entonces serías otro adulto más, agobiado por un futuro indefinido. Sin tiempo para vivir. Sin tiempo para desenterrar aquella infancia lejana en la que los más diminutos e insignificantes detalles formaban un universo de fantasía e imaginación.
Sin saber muy bien ni cómo ni por qué, te habías convertido en ese ser que siempre detestaste y deseaste no entender nunca. Y tu deseo se cumplió: aún continúas sin entenderlo...
 

Si un día de estos, no importa si mañana o dentro de treinta años (hasta que uno muere nunca es demasiado tarde), dijeras “¡basta!” y mirases hacia atrás. Si descubrieses el momento en que decidiste que todo aquello era imposible... descubrirías también que nunca tuviste una sola prueba de que lo fuera... Tal vez pudieras replanteártelo todo. Revivir al hada que murió cuando dejaste de creer en ella... Murió porque tú la enterraste en el olvido, pero igual que uno mismo la entierra, uno mismo la puede desenterrar...
Cuando descubres esto te conviertes en ese ser mágico que siempre deseaste... descubres que en realidad lo has sido siempre, y nunca quisiste verlo...
 

Tal vez llegue el día en que te lo replantees... y entonces volverás a vivir la magia. Volverás a ver la belleza en las cosas, las cosas buenas que se esconden en las malas. Volverás a aquel mundo que dejaste abandonado tanto tiempo atrás... no te tiene ningún rencor, pues es tu verdadero mundo, donde deberías estar. Y no lo dejarás escapar otra vez más.

Es una lástima, sin embargo... saber que ese día nunca te llegará...

¿Y ésta quién es?

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Soy ese pequeño ser de la Tierra que apuntilla tus incorrecciones con incorrecciones aún mayores...

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